miércoles, 13 de enero de 2016

Carta de un adulto que sufrió acoso escolar


Desde Intervenciones Teatrales, hemos querido compartir esta carta que nos hizo llegar un padre después de una función de "señales en el aula".Hemos considerado que este testimonio puede ayudar a quienes sufren estos comportamientos.Desde aquí, un sincero agradecimiento a quienes tienen la valentía de compartir con nosotr@s sus experiencias.


Hola Patricia:

Soy el padre que el sábado pasado después de la actuación  se acercó a hablar contigo y me diste tu tarjeta.

Me encantó la obra y vuestra actuación,  me parece que hacéis una labor de divulgación muy necesaria y deseo que tenga el máximo alcance.

 Mi experiencia, tal y como explica la obra, es de soledad absoluta ante el problema: No te ayudan ni tus padres, ni tus profesores, ni tus compañeros.  Imaginad que caéis en un pozo con paredes lisas, ¡tu  lucha diaria es sólo por mantenerte a flote!

Pero no puedes salir por ti mismo, no tienes dónde asirte o apoyar un pie. En la obra falta una mano que ayuda o un punto de apoyo; en mi caso fue un cambio de colegio: “aquí no lo voy a tolerar desde un principio”.

2.      “Preocupación continua por tus cosas”: En la obra le quita la mochila y se la desparrama por el suelo, pero es aún peor: el acosado se siente “en territorio hostil” no sólo en el patio, también cuando deja sus cosas en clase, te esconden el abrigo, te pintan los libros, etc por lo que la preocupación es constante y quisieras no separarte de tu abrigo ni de tu mochila ni un momento.

3.      ¡Te ponen un mote! Yo fui “el pato” desde los 11 a los 16 años:  Oía “Cua-Cua” detrás de mí en cualquier momento, en clase, en las escaleras, o en el patio.  Una imagen del Pato Donald, cualquier dibujo de pato en un libro, causaban una carcajada general en la clase.

Incluso los chicos “buenos” que te hablan con educación “pato, me dejas ese libro, ¿por favor?” todos los profesores lo sabían y hasta alguno me dijo “pato, sal tú a la pizarra”.

Después de 5 años te acostumbras y me pareció un “honor” cuando tres amigos decidieron “te vamos a llamar Alberto, es tu nombre”.  ¡En contra de todo el colegio!

 En mi opinión,  es responsabilidad al menos en el 90% de la inacción del centro educativo: los chicos actúan según sus impulsos y los padres no están presentes dentro del colegio:

Mi caso era conocido por todos los alumnos, profesores y dirección y nadie hizo absolutamente nada entre 7º de EGB y 3º BUP, salvo un profesor de Matemáticas que empezó una clase diciendo “lo que estáis haciendo es inhumano” y a continuación hizo hablar a todo el que tuviera algo en contra de mí: salieron todo tipo de leyendas falsas, calumnias, etc. y luego me dejó que contestara a todo.

Muchos se dieron cuenta de que yo era un buen chico, dócil, inofensivo(*) y que me habían cogido como “chivo expiatorio” para pagar todas sus rabias, sus problemas o simplemente para divertirse a costa mía.

Aquel fue el día que mis tres amigos me empezaron a llamar por mi nombre y mi vida diaria mejoró un poquito, con sólo una hora dedicada a que la clase fuera consciente del daño que estaba haciendo.

Esto es lo que os quería decir, espero que mi experiencia os sea útil y no dejéis de transmitirla más y mejor que yo.

Muchas  gracias por vuestra labor,


 


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